“Ni una menos” fue el primer grito que sacudió el planeta activando un nuevo impulso feminista a escala global. La politización de la guerra patriarcal contra las mujeres y personas generodisidentes ha ido de la mano de la visibilización de la interseccionalidad de esa violencia con otras violencias de raíz económica y colonial. Tras los primeros ensayos de escrache como modo autoconvocado de señalamiento y visibilización, se ha abierto el debate sobre las formas de justicia feminista más allá del punitivismo, impulsado por grupos feministas implicados en la lucha contra la industria carcelaria, así como por el feminismo comunitario