Descripción del proyecto

por Ana María Morales

En febrero del 2024 entrevistamos a Luci Cavallero, parte de Ni Una Menos Argentina y de La Laboratoria. A través de su militancia e investigación feminista, Luci describe el colonialismo financiero que viene orquestando el FMI en Argentina desde el 2018. El endeudamiento público del estado no solo condiciona las formas del manejo del estado en sí si no que impacta en la vida cotidiana que es sostenida por mujeres y disidencias. En esta entrevista, Luci profundiza sobre estas ideas y relaciona la avanzada del FMI con un régimen de excepción que se expande en América Latina.

Ana María Morales (AM): lo primero que te pedimos es si puedes contar la previa de la llegada de Milei y si en su llegada se puede entender a partir de la presencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Argentina.

Luci Cavallero (LC): Sí, se puede entender por el impacto de sus políticas de austeridad en un amplio sector de la población, muy particularmente y muy pronunciadamente en el sector de mujeres, lesbianas, travestis y trans, de varias maneras. El Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve a la Argentina en el año 2018 y empieza a desatarse un proceso que multiplica la inflación por las devaluaciones permanentes que exige, lo que produce una caída del poder adquisitivo de los salarios y de los subsidios sociales, que no acompañan esa inflación. Entonces empiezan a caer en su capacidad de compra. Esto es muy importante porque es un proceso que empieza a deteriorar la relación entre el trabajo y la retribución de ese trabajo. Donde una gran cantidad de personas empieza a sentir que el dinero se les hace agua en la mano, que no retribuye las horas de trabajo. Por eso, en una investigación detectamos que las mujeres, por ejemplo, a partir del año 2018 trabajan más horas por menos ingresos.

Ahí también se da la aparición de la deuda, de la deuda de los hogares, que es como el complemento a esta situación. Una mala retribución. Es una mala retribución del trabajo, que empieza a generar que lo que no ingresa por retribución del trabajo, se complementa con el deudamiento. Entonces, ese proceso es muy importante para pensar la llegada de Milei. Por supuesto que la llegada de Milei es algo multicausal, que tiene un montón de otros problemas, pero hay uno central que tiene que ver con un ataque a las condiciones de vida y una desorganización total de la economía doméstica, en términos de proporción de horas de trabajo, retribución del dinero y endeudamiento. Y eso tiene que ver mucho con lo que viene a proponer Milei, porque primero se monta en un fracaso de dos fuerzas políticas, ¿no? Que son las fuerzas políticas del macrismo y la del Frente de Todos (peronismo).  Macri trajo al Fondo Monetario Internacional y el Frente de Todos no pudo, de alguna manera, generar una posición más soberana frente al FMI y entonces terminó aplicando las mismas políticas de ajuste y, sobre todo, de caída de los ingresos y de proceso inflacionario.

Una de las grandes promesas de Milei, justamente, es terminar con esa inestabilidad, ¿no? Cuando él habla en su campaña de dolarización, lo que está tratando de hacer es, justamente, producir una fantasía de estabilización en la economía doméstica.

Y eso es muy importante; cuando nosotras empezamos a discutir esto desde los feminismos, parecía que la cuestión del endeudamiento y de la economía doméstica era algo menor frente a otros problemas. Y eso es muy importante, porque es algo que muchas veces se desprecia. Sin embargo, es en esa vida cotidiana donde se genera una racionalidad política importante. Entonces, Milei trabaja sobre esa fantasía, con la idea de la dolarización, pero también con la idea de quemar el Banco Central. Es como la idea de la fantasía radical de terminar con el problema donde supuestamente se produce. Y, bueno, lo que hace sistemáticamente Milei, es recortar el problema económico a un problema de emisión y de gasto público, desenganchando o invisibilizando todo lo que tiene que ver con la relación con la Argentina, con el mundo y con el endeudamiento, digamos, que es el origen de la inflación. Justamente lo que desarma es esa idea de héroes emprendedores, sino que pone en discusión formas de la interdependencia.

AM: Es evidente que estamos ante un régimen de dominación económica que está mutando en la región y en todo el mundo: ¿cómo podemos armar esa genealogía?

LC: siento que un momento muy fuerte de esa reconfiguración sucedió en la pandemia. Para poner un hito que yo siento que fue un momento en el cual empezamos a sentir con muchas compañeras de que algo de las formas  de la articulación entre explotación y autoritarismo estaba cambiando. Por ejemplo, pensábamos mucho, ¿cuál es el papel que habían adoptado las empresas de plataforma durante la pandemia?  Si se podía hablar de que seguíamos en un régimen de explotación de hegemonía financiera, o sea, había que pensar que las plataformas ya implicaban otro tipo de explotación del trabajo. Y cómo definir eso, empezamos a sentir una sensación de que estamos en una lucha cuerpo a cuerpo en todos los países, que no hay hegemonías estables. Sino que estamos en un momento de inestabilidad política en la cual se profundiza esta idea de la lucha cuerpo a cuerpo con el fascismo. Y claramente en una articulación nueva entre, por ejemplo, extractivismo y militarización. 

Cuando recién había llegado el Fondo Monetario empezábamos a discutir que hoy el Fondo Monetario, a diferencia de la década de los 90 y el momento del Consenso de Washington, no venía por las empresas públicas, sino también por la propiedad directa de los medios, de los recursos naturales. Y eso se aceleró, digamos, si pensamos desde el 2018 hasta ahora, a donde estamos discutiendo directamente que un gobierno con clarísimas características fascistas, está buscando derogar la Ley de Bosque, La Ley de Glaciares, todas estas formas dan vía libre a la explotación minera, al mismo tiempo que instala un protocolo represivo sobre la protesta social.

Entonces, evidentemente, esas articulaciones que estamos viendo entre profundización del extractivismo y regímenes de endeudamiento externo y militarización están mutando y avanzando  a pasos acelerados. Por otro lado, cuando pensamos la secuencia desde el 2018 hasta ahora en Argentina, lo que vemos es una analogía entre el momento en que se tomó la deuda con el FMI sin pasar por circuitos administrativos a nivel nacional y violando estatutos internacionales del propio Fondo y la ilegalidad de la mayoría de las medidas del gobierno de Milei. Lamentablemente la ilegitimidad de la deuda no se cuestionó en profundidad durante el gobierno peronista, ni tampoco sus beneficiarios. Eso también es lo abre la puerta a que la ultraderecha llegue con esta radicalidad. Hoy vemos que muchas de las medidas de desregulación de la economía se están aplicando de manera inconstitucional, por ejemplo el decreto del 20 de diciembre. Por lo tanto vemos que el avance de la dominación financiera en la región tiene cada vez un carácter autoritario y de excepcionalidad. Estamos en una especie de régimen de excepción bajo un momento de recolonización financiera.

AM: Luci, lo que planteas hace eco a lo que sucede en Ecuador. En el 2018 inicia un proceso de intervención militar que se inaugura en la frontera con Colombia y después se da la firma con el FMI. Lo que quiero decir, es que además en el contexto de los dos paros nacionales que se han dado en el país, también llevamos años con  diferentes declaratorias de estado de excepción y ahora, en un momento más brutal que es la declaratoria del conflicto armado interno.  Mencionaste un régimen de excepción para asegurar la dominación financiera que nos hace mucho eco a lo que sucede en Ecuador, ¿cómo se materializa eso ahora en Argentina? por un lado están las políticas/derechos que están siendo despojados pero también necesitamos ubicar con claridad en dónde, quiénes se benefician de estas políticas? 

LC: El gobierno de Javier Milei está intentado una reforma constitucional de facto y ataque a las condiciones de vida que se basa en una estrategia de 3 puntas: 1) un decreto que se anunció el 20 de diciembre (aniversario de la revuelta de 2001) que desregula la economía y libera los precios por completo, abre la puerta a venta y extranjerización de la tierra (extractivismo) y beneficia directamente a corporaciones financieras, inmobiliarias, energéticas (petróleo, gas ) y extractivistas. De hecho el decreto fue redactado en los estudios jurídicos de las corporaciones. 2) una Ley Ómnibus que acaba de fracasar gracias a la movilización que completaba el decreto, habilitaba un proceso de privatizaciones, derogaba leyes ambientales , subía las penas para los delitos asociados a la protesta social, habilitaba la toma de deuda sin pasar por el congreso , y le otorgaba facultades delegadas . 

Por último el tercer proceso es un ajuste feroz, el peor de nuestra historia, a partir de exacerbar la inflación a través de la liberación de los precios, congelar los salarios y comenzar a dar de baja compulsivamente programas sociales especialmente los que perciben mujeres de la economía popular. Todo esto se completa con la  vigencia de un protocolo represivo. Hablo de un estado de excepción para sellar la dominación financiera porque esta secuencia de reformas está impulsada por el FMI y completa la secuencia del préstamo pedido en 2018 que tampoco cumple con requisitos legales. Es decir, cada vez que se intenta sellar un régimen de dominación financiera, incremento del extractivismo y venta del patrimonio público (todo para pagar la deuda) se incumplen reglas y procesos administrativos requeridos por la democracia formal.

AM: en ese sentido, ¿cómo ves también la importancia de tener una lectura feminista de la operación del Fondo Monetario en el continente?

LC: Creo que es importante empezar con la pregunta más política y quizás que es la pregunta que menos nos hacemos frente a la dominación financiera, que es quién paga la deuda, con qué cuerpos y con qué trabajo se paga la deuda. Entonces es un proceso incluso inverso el que hace la lógica financiera, que es empezar hablando de la reproducción de las finanzas en sí mismas, despegada de los cuerpos y territorios de los que depende, y entonces la pregunta feminista empieza por ahí, empieza por cómo se paga esa deuda, qué pasa en la cotidianeidad, qué trabajos no se reconocen por pagar esa deuda, qué trabajos se empiezan a devaluar para pagar esa deuda, qué pasa con las mujeres que producen en tierras, que tienen emprendimientos de agroecología, qué pasa cuando se empieza a pagar esa deuda, cuando se entra en un régimen de endeudamiento. Sobre todo porque también la mirada feminista de la deuda, también permite, trabajar sobre el impacto de ese endeudamiento en sectores que no están reconocidos como trabajadores, como trabajadoras, por ejemplo, hacer la relación entre deuda y trabajo no remunerado. O sea, es necesario evidenciar cómo el Estado, a partir del endeudamiento, se retira de áreas vitales, de la provisión de servicios públicos, y empieza a generar que las mujeres, sobre todo, laburen muchas más horas en trabajo no remunerado. Es decir, que la deuda empieza a aspirar trabajo no remunerado de manera muy radical y sobre todo que la deuda antagoniza con la posibilidad de reconocer el trabajo no remunerado pasado. En todos los países, en los que está el Fondo Monetario Internacional, se oponen a los sistemas previsionales inclusivos con las mujeres que no tienen aportes, y eso habla muy claro de cómo, en este momento, hay un antagonismo muy concreto entre los planes del FMI con lo que viene a proponer el feminismo, y su intersección con la economía popular, que es el reconocimiento del trabajo no remunerado presente, pero también pasado. 

Las políticas del Fondo Monetario Internacional además de ser un antagonismo concreto con la posibilidad de reconocer el trabajo, impactan en la profundización del extractivismo.  Por todo esto creo que además la confrontación de la deuda desde los feminismos puede darnos la capacidad de enfrentarla transversalmente, con alianzas políticas que puedan dar cuenta de todos los sectores afectados (mujeres de la economía popular , campesinas, trabajadoras estatales, etc.) 

Esta transversalidad es muy característica del movimiento feminista y, por lo menos en Argentina,  permitió que la deuda sea un vector de politización, de confrontación con las consignas “Vivas, libres y desendeudadas” y “La deuda es con nosotras”. Y además creo que la mirada feminista también ha permitido justamente pensar la deuda en los impactos desde la vida cotidiana. Es una mirada metodológica muy importante. Nosotras estamos acostumbradas a la presencia en los medios de comunicación de hombres neoliberales vinculados al mundo financiero que nos llevan a un terreno de discusión donde el único problema es el déficit, el “gasto” y no existe ningún vocabulario que alternativo para pensar los impactos de la adeudado. Nosotras hemos logrado hablar  de lo que el pago de esa deuda produce en nuestra vida. Entonces creo que los feminismos empiezan por hacer otro régimen de visibilidad que tiene que ver con también poner lo que sucede en las casas cuando el régimen de explotación financiera avanza.

AM: ¿Nos urge una internacional feminista contra el FMI?

LC: El proceso de recolonización financiera de nuestra región es un proceso que excede un país y sucede en varios países de la región. Además de su dimensión global, necesitamos articularnos internacionalmente y el feminismo con su vocación internacionalista, su transversalidad y su capacidad de invención de procesos y lenguajes nuevos puede aportar a cuestionar la legitimidad de la deuda desde puntos de vistas distintos. Por ejemplo,  haciendo énfasis en sus efectos en la vida cotidiana, en su forma transversal de articulación (como afecta la deuda  a las mujeres de la economía popular, a las trabajadoras estatales, a las campesinas) y sobre todo por su capacidad para tomar las calles. Es importante organizarnos desde el feminismo contra la deuda porque la deuda se nutre de la súper explotación del trabajo feminizado, del aumento del trabajo no remunerado y desde ese punto de vista tenemos un antagonismo concreto desde dónde organizarnos. Y algo vital, cuando hablamos de organizarnos contra la deuda, contra el FMI, también estamos hablando de organizarnos contra un régimen de excepción que se esparce por nuestro continente, que está militarizando nuestros territorios para abrir campo al ajuste, a las políticas neoliberales autoritarias y al extractivismo.