Entrevista por Tatiana Romero de La Laboratoria Nodo Europa-Sur
El colectivo Madrecitas prefiere llamar a los arrancamientos (retirada forzosa de la tutela de les hijes a sus madres) desmembramientos, por toda la herencia colonial que hay en el racismo que sufren las madres migrantes y racializadas; su capacidad para maternar es juzgada desde la blanquitud y también los deseos de las infancias de volver con su madre. La institución, bajo la premisa del interés superior del menor, destroza vidas; a esto se enfrentan colectivos como Madrecitas, un grupo de mujeres migrantes y racializadas sobrevivientes de racismo institucional que luchan contra las quitas de custodia y los encerramientos forzados a la juventud y niñez migrantes en centros de menores y contra las dadas de tutela a les padres europeos y arrancados de las madres migrantes.
El sábado 8 de febrero la organización antirracista Madrecitas estará en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía con un encuentro con activistas, juristas, filósofas y la representación de la pieza teatral La Llorona.
La Llorona es obra de la artista multidisciplinar, activista, madre autónoma y trabajadora sexual Linda Porn y su hija la también actriz y artista visual Frida Trejo. Linda es integrante de Madrecitas y parte de la Asociación de trabajadoras sexuales de Barcelona AproSex, además de tener una publicación en español con Kali Sudhra: Putas Migras (ONA Ediciones)
¿Cómo y por qué se fundó Madrecitas?
Se funda a partir de que varias mamás nos juntamos y damos cuenta de que a todas nos sucedía lo mismo: violencia estructural contra las infancias y las madres migrantes. En ese encontrarnos descubrimos que los perfiles, tanto de les niñes como de las madres son los mismos y que nuestras familias están sufriendo violencia racista institucional, desmembramientos. Mujeres migrantes, madres solteras, trabajadoras sexuales, mujeres empobrecidas. Constatamos también, que el feminismo blanco está muy metido en esta violencia que se ejerce contra nosotras madres migrantes.
¿Qué te pasó a tí?
Todos los casos son desgarradores; el mío y el de mi hija Frida fue muy fuerte porque ella un día, a los 11 años, fue al colegio y ya nunca más volvió a casa. Del colegio se la llevaron dos mujeres blancas en una furgoneta para internarla incomunicada en el Centre d’Acollida i Urgencias Infantils Josep Pallach CAUI. A mi me llamaron a las tres de la tarde para informarme de que había perdido la tutela de mi hija –eso de que dicen que en Europa no es tan fácil que te quiten a tus hijos, sí sí que es fácil, sobre todo si eres una mujer migrante, madre soltera y puta-. La quita de custodia es un proceso totalmente irregular, ilegal, de violación a los derechos humanos de la infancia y de las madres. El modus operandi es el que tenía en el franquismo el Patronato de Protección a la mujer, es decir, los servicios sociales y la DGAIA no dejan de ser herederos del Patronato, en donde los derechos de las personas más vulnerabilizadas son los que más se violan.
Sin embargo, yo vengo de una tradición no sólo de madres que no las hicieron callar si no que no callaron. Nuestras tatarabuelas vienen de la revolución mexicana, nuestras abuelas vienen de buscar a sus hijos y enfrentarse al gobierno por sus hijas e hijos asesinados en 1968 en la plaza de Tlatelolco, mis antecesoras son las Madres de la Plaza de Mayo que ni la dictadura las hizo callar, mis madres son Marisela Escobedo, las Madres buscadoras, Las Patronas que avientan agua y comida a la Bestia que transporta migrantes a Gringolandia, mis madres son las madres buscadoras que buscan hasta entre los narcos los cuerpos de sus hijos que los machos no tienen huevos de buscar. No, mi madre no calló, ni mi abuela ,ni mi bisabuela ni mi tatarabuela. Nuestras hijas por generaciones NO SE TOCAN.
Ahora que se está hablando de las madres protectoras y de Juana Rivas en especial, ¿por qué no se habla de las madres racializadas y migrantes?
No se habla de las madres racializadas ni de la lucha de Madrecitas siendo que llevamos muchos años luchando. No se habla de nosotras porque las bases del feminismo blanco siempre se han sentado en sus propias necesidades; cuando las sufragistas le dicen a las personas esclavizadas que es mejor que ellas obtengan el voto antes que la abolición de la esclavitud se muestra con claridad la agenda política del feminismo blanco en la que antes que ser mujeres, son blancas.
Con nosotras sucede lo mismo, no se habla de Madrecitas porque el feminismo es para ellas, las blancas. También me parece que no hablar de organizaciones antirracistas de mujeres tiene que ver con el lugar de incomodidad en el que las sitúa, evidenciando su blanquitud. Cuando nosotras ponemos de manifiesto que sufrimos racismo por su parte, en seguida responde la fragilidad blanca, la violencia contra nosotras, incluso en algunos espacios fuimos censuradas, canceladas y doxeadas las Madrecitas, porque una mujer migrante, racializada si es acusada de algo “por algo será”; la única que tiene la presunción de inocencia es la blanquitud. Las personas racializadas y más si somos mujeres, y más si somos madres solteras y más si somos putas, no tenemos el privilegio de la presunción de inocencia. Somos culpables sí o sí.
¿Qué pasa pues con el feminismo blanco que es incapaz de ver toda la violencia que se acrecienta por ser mujeres migrantes y racializadas?
No es que sea incapaz, es que nos quiere fuera de su visión y fuera de la visión de todo el mundo, porque como te digo, el feminismo antirracista cuestiona toda la infraestructura del feminismo blanco, cuestionamos todos sus pilares, sus referentes. Cualquier iniciativa u organización antirracista de mujeres, el feminismo blanco se la va a quitar de encima porque cuestiona su lugar de privilegio.
La potencia que tiene el antirracismo de desmontar la blanquitud desde sus cimientos es lo que las pone tan nerviosas.
¿Cómo surge la pieza La Llorona?
Surge a partir de que me retiran la tutela de mi hija Frida.
En todo mi trabajo artístico he hecho reflexiones, reconstrucciones, aproximaciones y profundizo sobre los grandes mitos mexicanos femeninos. Empecé con la Malinche y ahora con la Llorona. Es una mujer que llora por sus hijos pero a su vez es una mujer que está criminalizada por el hecho de ser india, incluso es un mito el que ella matase a sus hijos. Con la llorona se crea un estereotipo de la india villana y es ahí en donde encuentro identificación con ella; de un día para otro yo soy esa india villana, esa india mala madre, la india que maltrata a sus hijos en oposición a esa madre buena, amorosa, limpia, trabajadora, cariñosa, tolerante: la madre blanca.
Más tarde se une Frida y entonces contamos la historia juntas.
Frida estaba en un momento muy delicado, de vida o muerte, y yo no sabía qué hacer para poder salvar a mi hija, que podía hacer para que ella estuviera mejor y pudiera salir de esa situación y recordé mucho cómo en México nos enseñan que el teatro viene a ser como una expiación y fue cuando le dije a ella que participara en la obra, pensando que podría ser muy doloroso pero también muy reparador. Que podía ayudarnos a expresar y a compartir también lo que nos estaba sucediendo, no como un caso aislado.
En el encuentro en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía el 8 de febrero, ¿qué esperan, qué expectativas tienen?
Es una apuesta en la que estamos poniendo mucha energía y, a pesar de que haya quienes no nos quieran escuchar, o minimizan nuestra situación, incluso llegando a decirnos que nos victimizamos con lo que nos pasa, como si no fuera una tragedia que nos diera derecho a cagarnos en todo, siendo que además esta tragedia sucede todos los días en miles de familias con madres migrantes vulnerabilizadas y empobrecidas, aún con todo lo que tenemos en nuestra contra, éste será un espacio en el que puedan ser amplificadas nuestras voces y ojalá la gente comprenda que el racismo es una violencia estructural en el Reino de España y que está mucho más presente incluso que en otros países de Europa, aunque no quieran aceptarlo ni enfrentarse a que el racismo es la columna vertebral sobre la que se construye este país.
¿En qué punto está Madrecitas y cómo seguir con la lucha de las madres y las infancias migrantes?
Somos una organización antirracista y seguimos como bien podemos. No todas las madres están en el mismo punto que yo y que Frida, no es lo mismo ser madre soltera o que las criaturas tengan un padre europeo, un hombre blanco, que es la máxima personificación de la bondad para occidente y para el patriarcado, cuando son ellos las personas más violentas que hay: los hombres cis blancos son los grandes depredadores de mujeres y de criaturas.
Seguimos apuntando para crear una sociedad antirracista, poniendo el foco en las infancias y juventudes que son la población más vulnerabilizada en este país, quienes sufren los encierros en centros de acogida, la entrega de tutela a padres blancos, las adopciones en familias blancas; todo esto es lo que seguimos denunciando porque también hay una parte del feminismo blanco que está a favor de las adopciones y de las acogidas precisamente para romper nuestras comunidades y poderse apropiar de estar criaturas para poder seguir transmitiendo su blanquitud y que haya una ruptura con la transmisión del conocimiento de las comunidades racializadas a nuestras criaturas y nuestra descendencia. El feminismo blanco, las adoptantes, las trabajadoras sociales e instituciones como la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) rompen la raíz con las comunidades originarias de esas criaturas. Todas ellas son mujeres blancas que nos juzgan, que interrogan a nuestras infancias -dos mujeres blancas con un menor en una sola habitación- de manera intimidante.
Nosotras seguiremos en la lucha, confrontando y hablando de frente.
Encuentro El Derecho a Maternar: violencia institucional y criminalización de las maternidades e infancias racializadas https://www.museoreinasofia.es/actividades/madrecitas-derecho-maternar