Herramientas para un sindicalismo feminista

La precariedad a la que nos arrojan las políticas neoliberales constituye una economía específica de las violencias que tiene en los femicidios y travesticidios su punto culminante, pero no único. Lo que estalla como “violencia doméstica” es incomprensible sin el complejo entrecruzamiento entre violencia sexual, racista extractivista y judicial y explotación laboral y financiera. Estos cruces se hacen más visibles cuando manejamos nociones expandidas de la explotación y la violencia: cuando entendemos la explotación como todo proceso que extrae valor de nuestra actividad, nuestras energías e imaginarios, nuestras vidas, ya suceda en la fábrica, el hogar o el territorio, mediante el contrato laboral, el endeudamiento o los modos de trabajo gratuito; y cuando entendemos la violencia como el conjunto de agresiones contra nuestra psique, nuestra dignidad y nuestro cuerpo que nos hacen subalternas y, por lo tanto, más expuestas a la intensificación de la explotación.

En los últimos tiempos, están emergiendo nuevas formas de autoorganización en lugares clave justamente del anudamiento entre explotación y violencias. Se trata de plataformas y territorios con claro protagonismo femenino, que están al mismo tiempo politizando los mecanismos de reproducción social y abriendo disputas cuerpo a cuerpo en las fronteras de valorización del capital. Están reinventando las formas del sindicalismo por fuera de la hegemonía del varón asalariado blanco de la industria, generando a un mismo tiempo mecanismos de apoyo mutuo y cuidados y nuevos modos de incidencia y reivindicación.

Desde la Laboratoria hemos puesto en marcha un proceso de investigación situada sobre este sindicalismo feminista emergente de la mano de algunas de sus protagonistas. Una de las primeras iniciativas de este proceso han sido tres espacios de autoformación e intercambio online.

Compartimos las dos sesiones que quedaron registradas en nuestro recién estrenado canal de YouTube.