Descripción del proyecto

De mayo a junio de 2024, desarrollamos desde el Nodo Madrid de La Laboratoria la segunda edición de nuestra Escuelita de Feminismos Populares, bajo el título “Desmadejar las violencias”. Durante cinco sesiones ahondamos colectivamente en la reflexión feminista sobre la imbricación entre diferentes formas de violencia, partiendo de materiales en borrador o recién publicados, y tratamos de abrir la imaginación a otros sentidos de la seguridad, la responsabilización del daño y la interrrupción de las cadenas de violencia. 

Aquí tenéis el fruto del proceso que se dio sesión a sesión: un fanzine que reúne los textos escritos por much*s de l*s participantes, al calor de la reflexión colectiva y de la juntanza contenedora de los cuerpos. 

 

Lee/descarga el fanzine aquí

 

A modo de prólogo:

Esta nueva edición de la Escuelita de Feminismos Populares ha sido muy removedora, nos ha dado la vuelta emocionalmente y nos ha puesto de frente con nuestras contradicciones y nuestras historias de violencia(s). 

Juntes, hemos hecho un camino que nos ha permitido hacer memoria para romper silencios antiguos y volverlos sonoros, mostrar nuestras heridas, visibilizar las vulnerabilidades que nos colocan en lugares de riesgo, los discursos que nos empequeñecen y (re)victimizan, los prejuicios y estereotipos que recaen sobre nosotras como losas y de los que es tan difícil desprenderse, los entresijos del sistema que se alían para mercantilizar nuestras vidas, para reproducir y mantener las violencias, la complicidad de la (des)justicia y de las instituciones que se supone que deben protegernos y que, más bien al contrario, producen y generan violencia institucional. 

Hemos analizado cómo la clase, el racismo, la LGTBIQfobia o el capacitismo, entre otros sistemas de exclusión/opresión, se configuran como mecanismos estructurales para aumentar el impacto de las violencias en determinados cuerpos: especialmente, en los cuerpos de las mujeres pobres, racializadas, diversas… Hemos reflexionado sobre las implicaciones que tiene una respuesta punitivista, dándonos cuenta de hasta qué punto se trata de un mecanismo que no sirve para erradicar la violencia, sino para perpetuarla.

En esta edición de la Escuelita hemos dejado hablar al cuerpo para poder acceder a la memoria. Pero al hacerlo colectivamente, y al hacerlo de la mano de las compañeras que han escrito sobre sus propias experiencias de violencia(s), hemos podido politizar toda esa rabia y todo ese dolor para buscar la raíz, desanudar las marañas, nombrar, reflexionar, dudar, analizar, debatir, construir y desmadejar la(s) violencia(s) juntes.

Y así, juntes, nos sentimos más capaces de pasar del cansancio a la creación, de la victimización a la agencia, del silencio a la voz. Juntes, ponemos el cuerpo para arropar a la compañera, nos acuerpamos, pensamos estrategias de lucha y re-existencia, resonando con fuerza la idea de la autodefensa feminista y antirracista, la apuesta por un abordaje de las violencias basado en la reparación y la restauración. No nos conformamos, no queremos simplemente resistir, queremos construir alternativas colectivas, queremos poner en marcha prácticas emancipadoras, queremos remover y demoler las estructuras del sistema y construir espacios de vida libres de violencia(s).

En el horizonte, la posibilidad de hacer realidad esa idea feminista de poner en el centro la vida y los cuidados. En el horizonte, la posibilidad de habitar un mundo en el que podamos tener una vida feliz, una vida que merezca la pena ser vivida.